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sábado, 30 de mayo de 2009

La Desesperanza...

Desesperanza Aprendida
Cuando nos resignamos; cuando nos sentimos impotentes; entonces nos encontramos en un estado de desesperanza. Esta condición psicológica ha sido investigada científicamente por el Dr. Seligman, a mediados de los ochenta, y se ha llegado a la conclusión de que es aprendida. Por eso, también se le conoce como “desesperanza aprendida”. Tal como la historia del elefante de circo, puede aprenderse luego de múltiples fracasos hasta llegar a creer que no tenemos el poder o el control para cambiar nuestra realidad. Entonces ya nada importa, no hay esperanza de un futuro mejor, no hay ilusión o cura, no hay promesas. Sin esperanza se cierran las posibilidades. Muchas veces la única salida que se vislumbra es el suicidio. Según diversos estudios con pacientes suicidas, se sabe que la desesperanza es el mejor predictor de suicidio. Es decir, entre un grupo de pacientes deprimidos, una persona con desesperanza tendrá mayores probabilidades de suicidarse.
La mejor manera de superar la desesperanza es poner a prueba la creencia de que no se puede. El hecho de haber tenido múltiples fracasos en el pasado no significa que siempre fracasaremos. A diferencia del elefante que jamás intentó poner a prueba su fuerza otra vez, hay que seguirlo intentando. La creencia puede ponerse a prueba demostrando que es irracional o ilógica. Otro método alternativo es realizando pruebas de realidad, es decir, contrastando la creencia con hechos reales, como tareas in vivo. Esto es una práctica común en la Terapia Cognitivo-Conductual.
Por: Lic. Giovanni R. Benvenuto

viernes, 29 de mayo de 2009


Fe y razón! Dos términos que el hombre juzga ser opuestos que son idénticos.

Eliphas Levi

LETANÍA AL SEÑOR CRUCIFICADO PARA ALCANZAR LA PACIENCIA EN LAS AFLICCIONES.

A Cada letania respondemos: Dadme paciencia, crucificado Señor.

-Cuando juzguéis oportuno someterme a la prueba de la tribulación,
-Cuando me vea agobiado por todas partes de apuros y contrariedades,
-Cuando me falte lo que más necesito,
-Cuando tenga que sufrir las inclemencias del tiempo, el rigor de las estaciones,
-Cuando sienta arder en mis miembros el fuego de la fiebre,
-Cuando me vea sumido en la enfermedad,
-Cuando deseare en vano para mis ojos desvelados un sueño reparador,
-Cuando el mal seque y consuma lentamente mi carne y mis huesos,
-Cuando vengan a llamar a mi puerta las aflicciones de cualquier clase que sean,
-Cuando interiores desolaciones tengan oscurecido y como anublado mi espíritu,
-Cuando me vea en peligro de ser vencido por la tentación,
-Cuando me vea precisado a reprimir la vivacidad de mi carácter,
-Cuando por excesivo abatimiento se me haga enojosa la vida,
-Cuando me vea hecho carga pesada para mi mismo y para los demás,
-Cuando no halle en torno de mí más que motivos de tristeza,
-Cuando me sienta impotente para todo bien,
-Cuando a pesar de mis esfuerzos, vuelva a caer en las mismas faltas,
-Cuando la sequedad interior parezca extinguir en mi todo fervoroso deseo,
-Cuando mil pensamientos importunos vengan a distraerme en la oración,
-Si permitís que sufra contradicciones,
-Si permitís que tenga que luchar con genios difíciles,
-Si permitís que me humillen, -Si permitís que me contristen,
-Si permitís que me abandonen mis amigos,
-Si permitís que sea víctima de la injusticia.
-Si permitís que me persiga la calumnia,
-Si permitís que me vuelvan mal por bien,
-Si permitís que me hieran con insultantes palabras,

ORACIÓN

¡Oh Dios mío, que habéis dispuesto se salven vuestros escogidos por medio de los sufrimientos y de la Cruz! Ayudadme a soportar los míos con el espíritu de paciencia y resignación de que nos ha dejado Vuestro unigénito Hijo Jesucristo tan grandes ejemplos, y haced que en todas nuestras aflicciones, ya del alma, ya del cuerpo, repitamos con fe y sumisión las tiernas palabras que os dirigió él en medio de su dolorosa agonía. Padre mío, no se haga mi voluntad, sino la vuestra!" Amen.